.

.

domingo, 3 de mayo de 2015

Los que tienen ganas y los que no

El calor parece que, por fin, ha lleado a la ciudad. Está claro que Bilbao no es una ciudad caribeña por excelencia, ni tampoco famosa por sus rachas de sol y su temperatura templada. Pero cuando hace bueno, hace buenísimo. Y no se si será el calor, la primeravera o las buenas vibraciones que desata que las vacaciones estén a la vuelta de la esquina, pero parece que la gente tiene ganas. Ganas de enamorarse. Ganas de vivir. Ganas de comprar. Ganas de salir solos o acompañados, porque la ciudad siempre puede ser una buena cita.

Me gusta ver así a la gente. A quién no, ¿verdad? Porque, después de haber tenido un mal amor, una tragedia o un despido inesperado sólo nos queda secarnos las lágrimas de la cara y levantarnos para seguir con la mejor de nuestras sonrisas. La función sigue y somos demasiado jóvenes como para estaren stand by.

Me pregunto cuanta gente habrá por ahí sin ganas. Sin ganas de encontrar a alguien porque ya no creen. Sin ganas de intentar alcanzar sus sueños porque ya son demasiado viejos y, el conformismo y el cinismo se han apoderado de ellos. Sin ganas de seguir gustándose y sin ganas de sábado por la noche y unos cuantos Gintonics. En definitiva, sin ganas de vivir. Seguir sin ilusión, sin creer, dejando a un lado la remota posibilidad de que la vida, de vez en cuando, pueda sorprenderte. Dejar de apreciar una puesta de sol, una lluvia de verano o una comida en familia.

Por eso, está bien pedirle una cita de vez en cuando a la ciudad. Porque, gracias a eso, volvemos a encontrar sentido. Volvemos a encontrarnos con nosotros mismos para recordarnos que todo empieza y todo acaba, pero que las ganas no pueden desaparecer nunca. Como el buen tiempo y las citas con la ciudad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario